Telemedicina y negligencia médica

Hay buenas y malas noticias sobre los avances tecnológicos y su aplicación en el ámbito médico. La buena noticia es que las comunicaciones electrónicas están haciendo posible que los profesionales sanitarios interactúen con los pacientes a través de mensajes de texto, correo electrónico, webcam y otros dispositivos. La mala noticia es que parece que este tipo de intervención puede dar lugar a más casos de negligencia médica que los tradicionales encuentros cara a cara.

Un reciente artículo del Wall Street Journal ofrece un amplio panorama de cómo se utiliza la telemedicina y de las ventajas que experimentan tanto los proveedores como los pacientes. También analiza algunos de los escollos que hay que abordar para mejorar la atención y disminuir la posibilidad de acciones por negligencia médica.

La buena noticia: La telemedicina y la transformación de la asistencia sanitaria

La Asociación Americana de Telemedicina informa de que en 2015 más de 15 millones de personas recibieron tratamiento a distancia mediante telemedicina. Se espera que esta cifra aumente un 30% en 2016. Algunas de las formas positivas en que la telemedicina ha mejorado y transformado la asistencia sanitaria son:

• Los pacientes con enfermedades crónicas informan a sus médicos de su frecuencia cardiaca y tensión arterial sin tener que desplazarse a la consulta del proveedor para una cita en persona.
• Los médicos de grandes y sofisticados centros médicos monitorizan continuamente a los pacientes de las unidades de cuidados intensivos (UCI) de hospitales más pequeños y remotos. Los médicos pueden utilizar el zoom incluso para «leer la letra pequeña de una bolsa de suero». Una especialista en cuidados intensivos, comentando los aspectos positivos de este tipo de asistencia médica, declaró que aunque ella no puede utilizar realmente un desfibrilador en un paciente para reiniciar un corazón que falla, «puede dar una orden a las enfermeras de allí.»
• Médicos Sin Fronteras, que atiende a pacientes en zonas remotas, afirma que, cada día, sus médicos utilizan Internet entre cinco y diez veces al día para ponerse en contacto con expertos de todo el mundo en busca de ayuda.
• El Mercy Health System de San Luis tiene enfermeras y médicos que trabajan las 24 horas del día para prestar apoyo médico a 38 hospitales más pequeños situados en lugares más remotos. Los profesionales sanitarios están preparados para asesorar a los médicos locales en el diagnóstico y tratamiento de pacientes en UCI y salas de urgencias. Mercy afirma que en 2015 tuvo un 30% menos de muertes de lo previsto y atribuye la mejora a la telemedicina.

Las malas noticias: La telemedicina puede ser vulnerable a las demandas por negligencia médica

Según el informe del Wall Street Journal, «a los críticos les preocupa que tales servicios puedan estar sacrificando la calidad por la comodidad».

Algunas de las principales preocupaciones son:

• Algunas afecciones que pueden parecer leves, como las infecciones de las vías respiratorias altas, no pueden diagnosticarse con precisión a distancia. El médico tiene que auscultar el corazón del paciente, comprobar si hay ganglios inflamados y hacer un cultivo de garganta. Todos son procedimientos que deben hacerse en persona.
• Un simple dolor de garganta requiere un cultivo de garganta o una «prueba rápida», ninguno de los cuales puede realizarse a través de la teleasistencia. Sólo deben prescribirse antibióticos cuando los resultados confirmen que ha habido una infección por estreptococos.
• Un estudio de dermatología evaluó 62 encuentros con pacientes. Los médicos hablaron de los efectos secundarios de los medicamentos prescritos en menos de un tercio de los casos. Hubo «muchos» casos de enfermedades graves no diagnosticadas o diagnosticadas erróneamente.

Aunque el uso de la telemedicina en sí no respalda una demanda por negligencia médica, el proveedor de asistencia sanitaria debe seguir cumpliendo la misma norma de atención adecuada que en una intervención médica presencial. Si esto te ocurrió a ti, y experimentaste un tratamiento médico interactuando con tu proveedor de asistencia sanitaria mediante un dispositivo electrónico, el único aspecto en el que algunos expertos creen que puedes tener problemas es en demostrar que tuviste una relación médico/paciente.

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